Es importante que la utilices en seco, sin mojar previamente la piel, ya que es más efectiva. Coge una pequeña cantidad de producto, extiendiéndola por rostro, cuello y escote. A continuación, masajea con movimientos circulares durante un par de minutos con una presión moderada, ya que ayudará a oxigenar el tejido. Te recomiendo que el retirado sea con la ayuda de unas esponjitas o una lingette desechable, previamente humedecida. Es un producto que no requiere de retirado al agua pero al realizarlo de este modo, consigues una limpieza más profunda y una sensación más agradable en la piel. El poder de arrastre de impurezas es mayor, asegurando que no quedan restos de suciedad ni de producto en la superficie de la piel.
Puedes encontrar cremas o leches limpiadoras con un sinfín de propiedades, aptas para cualquier tipo de piel y necesidad, como siempre, en función de los activos que contengan.
Los limpiadores en aceite son ideales para mantener los poros limpios y evitar los puntos negros. Además no resecan la piel, algo que le encanta a cualquier tipo de piel, incluso a las que son más grasas o tienen imperfecciones. Recuerda, ante todo, confort.
Lo que diferencia los dos productos es la textura; por un lado, el aceite es líquido y fácil de usar, mientras que el bálsamo es denso y destaca su aporte sensorial.
Para aplicar el aceite, coge una pequeña cantidad de producto y masajea con movimientos circulares con la piel seca, por rostro, cuello y escote durante un par de minutos. Añade un poco de agua con tus dedos y sigue masajeando hasta conseguir una emulsión parecida a la leche. A continuación, retíralo con la ayuda de esponjitas o lingette desechable, previamente humedecida, para facilitar la limpieza.
El bálsamo se aplica de forma parecida. Basta con coger una pequeña cantidad de producto y repartirla por rostro, cuello y escote, en seco. Inicialmente, tiene una textura parecida a la miel que, a medida que vas masajeándola, se convierte en un agradable aceite que envuelve fácilmente, todas las impurezas liposolubles de la piel, de la misma forma que el aceite. A continuación, emulsionamos el producto y retiramos, siguiendo los mismos pasos.
Si tienes la piel seca o sensible, la sensación jugosa que te aportará al retirarlo te va a encantar, pero si la tienes más grasa o acneica te recomiendo, seguir con un producto en base agua realizando una doble limpieza. Recuerda que no solo te van a aportar frescor, sino que también ayudarán a eliminar los restos de producto graso de la piel.